sábado, 10 de diciembre de 2016

A MIS AMIGOS

A mis amigos les debo la ternura, las palabras de aliento sus besos y sus abrazos, el poder compartir con todos ellos las experiencia que nos presenta la vida paso a paso, les debo la paciencia de tolerar mis espinas más agudas, mis arrebatos de mal humor, mis defectos, los temores y las dudas. Hay ocasines enlas que la amistad nos parece un barco frágil de papel pero jamás podrá hundirlo la más violenta tempestad, porque ese barco tiene aferrado a su timón, por capitán y timonel un corazón lleno de gratitud y amor capaz de superar cualquier adveridad. A mis amigos les debo algún enfado que en algunos momento pueda sin querer perturbar nuestra armonía, todos sabemos que hay ocasiones en las que no se puede evitar discutir alguna vez por tonterías, pero todo ello un amigo de verdad finalmente lo olvida, porque cuando se habla con el corazón todo tiene solución. Por todo esto y mil cosas más que podría decir; hoy a vosotros mis queridos amigos quiero daros las gracias y haceros un regalo para que quede en vuestro recuerdo el día que tenga que partir, no es mucho pero es todo lo que tengo, mi gratitud por vuestra paciencia, por estar siempre a mi lado, por siempre tener tendida vuestra mano para mi, y lo quiero hacer con un acorde de guitarra que con su sonido os acaricie el alma, con éstas pobres palabras queriendo imitar un poema que nace desde lo más profundo de mi corazón y de mi alma incorregible de rebelde, soñadora, pero siempre agradecida por todo lo que me días y queinunda de felicidad y alegría mi corazón Amigos si estas palabras escritas un papel y llevadas por la suave brisa del viento llegan hasta ti allí donde quiera que estés, nunca olvideis que os quiero, que siempre estaráis en mi corazón ese lugar donde guardo los grandes tesoros y que nunca aunque pasemos días sin hablar os podré olvidar. Gracias por ser, por estar, por todo lo que me dais Violeta

viernes, 18 de septiembre de 2015

QUISIERA

Quisiera volver a ver el mundo como cuando era niña, volver a encontrar ese camino donde miraba con los ojos desnudos e inocentes de la niñez, deshacerme de tantos trajes, de tantas etiquetas que la sociedad nos impone, de tantas categorías que me impiden reír, cantar bailar, gritar, sin miedo a lo que los demás puedan pensar, a la etiqueta de "loca" que me puedan colgar, Quisiera perderme en un bosque, una montaña, en el mar, no me gustan la monotonía, me gusta lo mágico, la gente sin dobleces, la belleza sin censura, creo que solo debajo de lo simple se encuentra lo profundo, o tal vez la necesidad de lo simple solo oculte la necesidad de escarbar y buscar en el mar de la vida. Tal vez sea una ilusa cuando creo que se pueda encontrar lo que busco que no es más que ese mundo mágico en el que todos seamos igual, en el que se anulen esas etiquetas y máscaras que ocultan la verdad de lo que nuestro corazón quisiera gritar y calla por miedo al que dirán, se que el camino de lo simple, de lo mágico y los sueños es complicado, pero también se que no es imposible, y no voy a dejar de seguir persiguiéndolo porque también se que sólo ese camino será el que pueda liberarnos y darnos la felicidad, ese camino, ese mundo en el que todos finalmente seamos igual y podamos vivir unidos y en Paz. Violeta

jueves, 17 de septiembre de 2015

MENDIGOS

Ayer mientras caminaba por la calle pude ver una de esas situaciones que ahora vemos demasiado a menudo, una de esas situaciones a las que estamos tan acostumbrados que ya no le prestamos atención, no miramos y si lo hacemos no vemos lo que realmente significa, nos hemos vuelto insensibles al dolor, a la tristeza que nos rodea, siempre pensamos que no podemos hacer nada para evitarlo, por ello pasamos de largo intentando mirar hacia otro lado para no verlo, ya no nos produce ni siquiera un pequeño destello en la conciencia que nos indique que eso no debería ser normal, es cierto que siempre lo hemos visto, personas mendigando un trozo de pan, pero sobre todo lo que mendigan es una sonrisa, un poco de calor humano, ese que nadie les da porque los vemos como apestados, no vemos al ser humano que se esconde tras ese rostro, su historia o las circunstancias que lo han llevado a encontrarse en esa situación. Yo no lo ayudé y me consta que mucha de la gente que lo vio tampoco lo hizo, muchas de esas personas ni siquiera sentirían un poco la tristeza, la gran mayoría lo que pensamos es que son borrachos o drogadictos y únicamente buscan un poco de dinero para poder seguir bebiendo o drogándose, y mientras pensaba en ello pude ver a una niña de unos cinco años, se acercó a esa persona que estaba sentada con un cartel a su lado en el que pedía ayuda y con la mayor de las sonrisas en su cara le tendió sin reservas su mano en la que había una moneda, sin preguntarse la razón por la que estaba allí, pero lo que más me llamó la atención fue la sonrisa que había en su cara cuando ofrecia esa moneda, era el calor de una sonrisa que con toda seguridad alimenta más que una limosna porque es una sonrisa de esperanza, una señal de que no se ha perdido del todo la humanidad, me sentí avergonzada mirando a esa niña pensando que yo también me había convertido en una de esas personas, sin pensar que ta vez un día podía ser yo la que estuviera sentada ahí y necesitaria igualmente esa sonrisa, ese calor humano, me sentí avergonzada porque esa niña que no sabía al mundo que salía, no sabía de injusticias, de la pena, del dolor, no tenía ni idea de la tristeza y sin embargo sabía más de ella que cualquiera de los que estábamos alrededor, nos había dado una gran lección de amor. En ese momento me pregunté cuando deaAmos de ser humanos, porqué no seguíamos siendo como esa niña de cinco años, que no podía dejar de sentir toda la tristeza del mundo reflejada en una persona que lo pasa mal y pide ayuda, me pregunté como eramos capaces de seguir con nuestras vidas, vestidos con la indiferencia más cotidiana, hemos perdido la sensibilidad, la humanidad, ni siquiera sentimos dolor cuando lo vemos porque lo vemos como algo normal o así las queremos ver, así lo sentimos, nos da igual esa persona porque hay miles como ella, no nos importa o preocupa su sufrimiento porque seguimos pensando que nada podemos hacer y con eso tranquilizamos nuestra conciencia. Personalente esa lección que he aprendido me ha hecho comprender que tal vez deberíamos revisar nuestros principios y no juzgar por las apariencias, no todo el que pide lo hace para beber o drogarse, también hay muchas personas que lo hacen porque ésta sociedad inhumana y cruel en la que vivimos les ha llevado a esa situación que mañana puede ser la nuestra y si llegara ese momento igualmente nos gustaría encontrar no únicamente una limosna, lo que más desearíamos sentir es ese calor, y lo más importante un poco de amor, saber somos una persona que tiene un corazón que sufre y siente dolor y necesita esa sonrisa, ese calor para poder seguir viviendo Violeta